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La afirmación de que las bibliotecas no pueden permitir la lectura gratuita de ninguno de los libros cuyos autores no hayan dado el permiso correspondiente, haría imposible la existencia real de las bibliotecas. Antes de comprar libros que no estén en dominio público, deberían averiguar a cada autor o editor si quiere o no que su libro se lea, lo que constituye una gestión tan costosa que probablemente solo se conseguirían los libros de aquellas editoriales que declaren públicamente que autorizan la lectura de todos sus libros. Esto sería aplicable sólo a los libros publicados por editores activos, pues aclarar quien puede dar la autorización para autores muertos hace 40 o 60 años sería de una dificultad inmensa, una verdadera prueba diabólica. Las bibliotecas no podrían cumplir con su principal función, que es ofrecer a los lectores la posibilidad de consultar los libros que ya no tienen editor, mantener viva las obras que las editoriales, sujetas al mercado, han tenido que enterrar.
Ver: http://www.jorgeorlandomelo.com/leer_en_biblioteca.htm
Leer en biblioteca: ¿derecho o concesión? Jorge Orlando Melo